Un meteorito no Extermino la Vida en la Tierra
El causante no fue el oscurecimiento del planeta: Una súbita acidificación causó la gran extinción marina del Cretácico
La paleontóloga de la Universidad de
Zaragoza Laia Alegret ha analizado y encontrado nuevas causas de la gran
extinción que se produjo hace 65,5 millones de años como consecuencia
de un impacto meteorítico. Esta extinción es conocida como la extinción
del límite Cretácico Terciario y afectó a casi el 70 por ciento de las
especies del planeta, como los dinosaurios, los mosasaurios (grandes
reptiles marinos) o los ammonites (cefalópodos).
La causa de las extinciones está clara
para los científicos: un impacto meteorítico en la península de Yucatán,
México. Sin embargo, “quedan preguntas por responder” como por qué el
impacto causó las extinciones de unos organismos y no de otros o cuáles
fueron los mecanismos concretos que causaron las extinciones, detalla la
Universidad de Zaragoza en un comunicado.
Estas y otras preguntas encuentran
respuesta en un estudio liderado por Laia Alegret, científica del
Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de
Aragón (IUCA), y en el que han participado dos investigadores de las
Universidades americanas de Yale y Michigan.
El trabajo acaba de ser publicado en la
revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences
USA). En él se analizan en detalle las extinciones que tuvieron lugar
en los océanos y se descartan los mecanismos de extinción más aceptados
hasta el momento.
Según los diferentes estudios que se han
llevado a cabo a lo largo de la historia, tras el impacto del asteroide,
una gran cantidad de polvo y gases fue despedida a la atmósfera,
bloqueando el paso de los rayos del sol. El oscurecimiento del planeta
impediría que los productores primarios -las plantas en medios
terrestres, y fundamentalmente algas unicelulares en los océanos-
realizaran la fotosíntesis.
Partiendo de esta base, a finales del
siglo pasado se propusieron varios modelos para explicar cómo un impacto
meteorítico provocaría las extinciones en los océanos. Todos ellos
implican un cese de la fotosíntesis durante un largo periodo de tiempo,
de decenas a cientos de miles de años.
Uno de los primeros modelos sugiere que
tras el impacto meteorítico hubo una mortandad masiva en los océanos,
que ondujo al cese global de la fotosíntesis durante varios cientos de
miles de años. Sin embargo, los datos presentados por la española,
publicados en PNAS, contradicen los modelos propuestos.
Las algas realizan la fotosíntesis en las
aguas superficiales porque necesitan la luz solar para producir materia
orgánica y constituyen la base de la cadena alimenticia en los océanos.
A su vez, muchos de los organismos que habitan en los fondos oceánicos
dependen del alimento que les llega desde la superficie: si la
producción de alimento (materia orgánica) a través de la fotosíntesis se
interrumpe, no llega alimento al fondo marino y se producen extinciones
de los organismos que allí habitan.
Sin embargo, en el caso del impacto del
límite Cretácico-Terciario, la ausencia de extinciones significativas en
los fondos oceánicos indica que la fotosíntesis se recuperó mucho más
rápidamente de lo que se pensaba.
Estudios realizados por otros autores
apoyan estos resultados: se ha estimado que la cantidad de polvo lanzada
tras el impacto sería insuficiente para oscurecer la atmósfera durante
mucho tiempo y estudios de algas marinas han demostrado que la
fotosíntesis se reanudó rápidamente, unos 100 años tras el impacto,
señalan las mismas fuentes.
En el artículo de Alegret se descarta el
oscurecimiento del planeta como la principal causa de las extinciones,
dado que no todos los microorganismos que realizaban la fotosíntesis
sufrieron extinciones importantes, sólo los de conchas carbonatadas.
HIPÓTESIS ALTERNATIVA
Los autores del artículo proponen que la
principal causa de las extinciones en medios marinos se debió a la
rápida acidificación de los océanos, es decir, al descenso del pH en las
aguas. En la actualidad, los océanos están sufriendo la acidificación
de sus aguas debido a la emisión de gases invernadero, que provocan
altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.
Por el contrario, en el límite
Cretácico-Terciario, la acidificación se debió al ácido nítrico generado
por la oxidación del nitrógeno de la atmósfera cuando ésta se calentó
por el paso del asteroide y al ácido sulfúrico liberado porque el
impacto tuvo lugar sobre materiales ricos en yeso.
La acidificación duraría muy poco en
términos geológicos (de meses a años), y tendría lugar únicamente en las
aguas superficiales de los océanos. Esto explicaría la extinción masiva
de numerosos organismos de conchas carbonatadas que flotan en las aguas
superficiales (sus conchas de carbonato se disolverían al disminuir el
pH), así como de los Mosasaurios (grandes reptiles marinos), grandes
peces, y ammonites (cefalópodos). Dado que la acidez de las aguas no
llegaría a los fondos oceánicos, este modelo también explicaría la
supervivencia de los organismos que allí habitan.
Esta hipótesis daría respuesta también a
uno de los mayores enigmas de la Paleontología: por qué los nautiloideos
sobrevivieron, mientras que sus primos los ammonites (cefalópodos) se
extinguieron. Los nautiloideos nadaban en aguas más profundas y se
reproducían mediante huevos de gran tamaño y protegidos en cápsulas,
mientras que los ammonites, que nadaban más cerca de la superficie
(donde las aguas eran más ácidas) y generaban masas flotantes de
pequeños huevos, se disolverían con mayor facilidad.
La extinción de los ammonites, uno de los
grupos de invertebrados más importantes en los océanos del Cretácico,
afectaría a los niveles superiores de la cadena alimenticia,
especialmente a grandes predadores como los Mosasaurios.
INVESTIGADORA DEL IUCA
Laia Alegret es profesora de
Paleontología de la Universidad de Zaragoza y miembro del Instituto
Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA).
Esta oscense es especialista en el estudio de fósiles microscópicos
(los foraminíferos bentónicos, que habitan en el fondo de los océanos) y
análisis geoquímicos (isótopos estables) para reconstruir las
condiciones ambientales del pasado, centrándose en el estudio de eventos
críticos que han afectado al planeta, como impactos meteoríticos o
momentos de calentamiento global relacionados con la emisión de gases
invernadero.
Los estudios realizados en sondeos
oceánicos del Atlántico, Pacífico y Mar del Sur han permitido conocer la
respuesta de las comunidades marinas a los cambios ambientales
desencadenados por el impacto meteorítico de hace 65,5 millones de años.
Precisamente, los geólogos utilizan este evento global para definir el
final del período Cretácico y el inicio del período Paleógeno, y se
refieren a él como el límite Cretácico-Terciario o límite K-T.
Entre los resultados obtenidos destacan
la intensidad y selectividad de las extinciones, los mecanismos mediante
los cuales el impacto de un asteroide podría desencadenar las
extinciones, la posterior evolución de las especies o la recuperación de
las condiciones ambientales.
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